domingo, 7 de diciembre de 2014


08 de Diciembre de 2014
Boletín No. 212
 No Dejes…

Existen acciones para quien Dirige, Gerencia o Lidera que generan constancia y persistencia en sus vidas, existen elementos que motivan ese plan de vida y que se traducen en un efecto humano y organizacional que impacta en todo el entorno que nos rodea generando cambios y transformaciones que facilitan el visualizar las cosas de una manera distinta, a lo mejor utilizando las mismas herramientas y materiales que otros usaron pero dándoles ese toque personal que hace diferenciar particularmente a nuestra gestión lo cual es observado y evaluado por el ojo acucioso del liderado.

Es por ello que recomiendo y me auto-asigno la tarea de No Dejar, es decir, No Dejes de Crear, de Enseñar, de extender tu mano, de aprender, de generar cambios, de cultivar alianzas, de experimentar la idea de tu colega, de tu amigo o la de otro que consideres sirva para lograr el objetivo, No dejes de reconocer al que te entrega su confianza, al que cree en tus palabras, No dejes solo al miembro de tu equipo que necesite tu apoyo y acertado consejo, no dejes de cortar una actitud negativa de raíz por aquello que dice que es mejor ponerse rojo una vez y no morado mil veces. No dejes de considerar a tu compañero de equipo como a ti mismo, no dejes de apreciar los valores y virtudes de los demás buscando en ellos la enseñanza que puedan dejarte para afianzar tu crecimiento como una mejor persona.

No dejes que alguien vulnere tu propósito, que dañe la concepción de tu objetivo, simplemente escucha, valora las apreciaciones que te den y somételas al rigor de lo justo, pondéralas en toda la dimensión que involucran y decide por ti. No dejes de creer en lo que eres y representas, en tus capacidades y talentos, en tus ideas, no dejes que los errores te hagan desistir, no dejes que las caídas te afecten ni que el dolor te paralice, eso también pasará y quedaras solo contigo para experimentar nuevos retos y más compromisos con el solo hecho de elegir levantarte.

No dejes que nadie te obligue o condicione la opinión que tú debes emitir, vive tu experiencia, valora tu vivencia y luego emite la opinión merecida pero solo de acuerdo a lo que has experimentado en tu persona, muchos errores se han cometido por no brindar oportunidades a individuos a las cuales nos dijeron que eran negativos, muchos talentos se han perdido por creer en la experiencia de otro, sencillamente actúa con criterio y justicia, eso no quiere decir que no valores las opiniones, pero escucha y construye la imagen que te proporcione la tranquilidad de una acertada opinión.

No dejes de valorar un día, de compartir un instante, de reír y de brindarte como el mejor de los amigos pero sin hipocresías, no dejes de cultivar la Inteligencia y la Sabiduría, no dejes de formar y orientar a tu gente, no dejes de marcar presencia aun en la ausencia y sobre todo, No Dejes de ser la persona real que no se olvida nunca que es un simple Ser Humano.

Dios les Bendiga, mis Mejores Deseos, y un Respetuoso Abrazo Virtual. 

C.E.O / Carlos Omar Delgado Carpio
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domingo, 9 de noviembre de 2014


10 de Noviembre de 2014
Boletín No. 210

No es Simplemente un Sillón…

Una de las objetos que caracteriza e identifica a nivel mundial el mundo directivo, gerencial y hasta la acción del liderazgo en los niveles corporativos o en los sencillos espacios de una concebida oficina es el sillón que da vida a la diferencia entre quien ejerce el poder decisorio y sus colaboradores.
Parece mentira que ese simple objeto que pasa extraordinariamente inadvertido amalgamara en su contorno elementos tan importantes como el afecto, las emociones, líneas de acción, poder, humanidad y hasta trascendencia y comprensión de quienes se acercan a su radio de acción, inclusive, es posible que quien esté dispuesto a ocuparlo no conozca la magnitud del compromiso al que se enfrenta por el solo hecho de posarse en su cojín y tener que accionar con la mente del líder profesional, humano y capaz que la gente espera, es posible que esa persona no conozca el mundo al que se enfrenta cuando le toca asumir posiciones directivas que por su complejidad casi lo obliguen a acudir a sus mejores talentos para lograr con maestría unir al equipo en pro de un objetivo común llamado éxito y consolidar la meta esperada.

También, podemos encontrar a hombres o mujeres que no les complace estar sentados en ese sillón específicamente y están a la espera de nuevas alternativas y oportunidades que les depare su vida profesional, pero en todos los casos quien pretenda ocupar el sillón debe proceder y actuar con el más valioso de los liderazgos porque en sus manos y capacidades se han confiado personas que están ansiosas de ver esa luz al final del túnel a las cuales no les han preguntado si quien se sienta ahí es o será la persona indicada para dirigirlos pero en ellos está el más noble de los aspectos humanos al cual denominamos fe y otros definen como confianza, el equipo simplemente espera que la persona que ocupe el sillón viva su proceso, se amolde y sienta el peso placentero de desarrollar iniciativas, cambiar entornos, modos de pensar, generar visión, estimular el empoderamiento del equipo, que cada quien se sienta dueño de sus espacios y sobre todo de sus responsabilidades, que cada persona se haga coparticipe de la gestión, que el liderazgo se proyecte en cada uno porque cada quien se convierte en hábil para todo y capaz de resolver cualquier eventualidad, y todo esto sucede cuando se asume con honor, respeto, humildad, inteligencia y sabiduría la entrega incondicional de un talento humano deseoso de asumir retos y ganar capacidades.

Cuando esto que les comento ocurre en el quehacer humano y profesional, el Líder, el Gerente o quien Dirige aprende Amar con pasión y fortaleza el sillón confiado, a esa silla que lo identifica de los demás miembros de su equipo, y de seguro entregará lo mejor de él para hacer brillar con creces no solo el cargo otorgado sino lo más importante que quedará tatuado en su corazón, la confianza recibida del valioso grupo humano que confió en sus capacidades para guiarlos a una mejor posición. 
Dedicado con Respeto al Valioso Talento Humano de la Gerencia de Droguería y Farmacias IPSFA.

Dios les Bendiga, mis Mejores Deseos, y un Respetuoso Abrazo Virtual. 

C.E.O / Carlos Omar Delgado Carpio
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El Guía…

Expresa el Diccionario de la Real Academia Española que al Guía se le define como “aquel que dirige o encamina”, como también en otras referencias lo definen como “la persona que guía y conduce a otros por el camino que ha de seguir”, dada la relevancia que implica el actuar bajo el termino señalado parece mentira que en muchos casos esta palabra aplicada a los seres humanos pasara inadvertida, como escondida y enmarañada en virtud que no tiene sonidos rimbombantes, o ha sido aplicada a trabajos subalternos que le restan nivel, no suena a prestigio ni mucho menos a grandeza, son simplemente cuatro letras y nada más.

Sin embargo, date cuenta mi estimado Líder, Director o Gerente que cuando te encuentras perdido necesitas un Guía, cuando necesitas la palabra amiga necesitas al Guía que te infunda Sabiduría, cuando pierdes la perspectiva en tus relaciones humanas y profesionales necesitas de la orientación carismática de ese Guía que te saque del atolladero y te ayude a encontrar el rumbo y recobrar la sonrisa, necesitas Guías para aprender y Guías a quien acudir ante el deseado acierto o ante la inefable falla, necesitas constantemente de personas simples o especializadas pero que se definen y entran completamente en el término de Guías porque te son necesarias para recibir la orientación, la ayuda o también la lección que debas asumir ante los constantes retos que la vida nos presenta, por tanto esto comprueba que necesitamos al Guía.

Para un niño o para ese Adulto Inteligente que mora en nosotros las 24 horas de un día el Guía es vital, importante, imprescindible, casi a nivel de la respiración, porque siempre necesitamos aprender, asesorarnos, ser escuchados y orientados, exponer nuestras razones así estén erradas solo por escuchar esas palabras de sabiduría que solo un Excelente Guía  puede brindarte en aras de ser aplicadas en tu potencial crecimiento. El Guía nunca será mezquino, siempre será buen dador de su persona y de su intelecto en favor de otros porque su vida se convierte en valiosísima en función del amor que brinda e inspira en los demás, es un ser de cercanías, de afectos y brazos extendidos para quienes le convoquen, y aun si no te acercases él está ahí siempre presto para ti. 

Por tanto, nunca es tarde para darse cuenta lo que implican esas cuatro letras que juntas se convierten en el término “Guía”. Es decir, al Guía que tienes, al que está contigo o al que trasciende en el recuerdo de sus palabras marcadas en tu vida, el buen Guía nace y nunca muere porque siempre deja un camino de semillas regadas a su paso, el buen Guía crece en cada retoño de hombre o mujer que formó, orientó y enseñó, el Guía siempre estará para nosotros, es por ello que quien desee ser un verdadero líder debe contar en su ruta de vida con la sencilla, especial y fundamental palabra de un Magnifico Guía.

Finalmente les recuerdo, es posible que exista un Guía sin un Líder, pero para un buen Líder siempre es vital contar con el Valor idóneo de un Buen Guía.

Dios les Bendiga, mis Mejores Deseos, y un Respetuoso Abrazo Virtual. 

C.E.O / Carlos Omar Delgado Carpio
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lunes, 6 de octubre de 2014


06 de Octubre de 2014
Boletín No. 208

Señor Gerente…

Escuchaba detenidamente los consejos de mi respetado y querido amigo el Padre Ricardo Bulmez quien disertaba en sus palabras de inspiración y vida sobre el término “Señor(a)”, y es que él lo define como al hombre o mujer que tiene éxito como persona, que bueno, todos nosotros en nuestra aspiración y motivos de vida buscamos por autoestima y satisfacción egocéntrica recrear en nuestra vida el hecho de “ser alguien” termino coloquial que obliga a interactuar con la palabra éxito aplicado en nuestras vidas, sin embargo en nuestro cotidiano quehacer directivo, de liderazgo y gerencial esto debería resonar en nuestra meta de logros con más ímpetu del que imaginamos.

Tener éxito como persona, va más allá de un estatus, de un buen flux o un excelente vehículo, de un gran título o un excelente cargo, de un buen sueldo o ser el dueño de la empresa, todo lo que les menciono son los adornos del éxito o de un simple golpe de suerte que a veces son efímeros cuando los pesamos en la balanza de vida donde se aprecia al ser humano que los porta, que interesante seria conseguirnos con este hombre o mujer trascendente que no solo vive el éxito sino que su presencia inspira el éxito, el don de gente, la calidad humana, la acción y la actitud hacia sus congéneres, el respeto y la escucha dispuesta para el otro, la calidez, la mano sincera o el aporte desinteresado de una buena guía o un excelente consejo, que bueno que esa misma persona posea entre sus virtudes humanas el espíritu de servicio que obliga a un Directivo, al Líder o Gerente a considerarse un elemento para servir y no para ser servido, una persona capaz de escuchar hasta lo irreverente sin perder la compostura y brindar la respuesta acertada en el momento preciso, es prepararse en función de su gente y para su gente entendiendo que su crecimiento es inspiración y respeto para otros pero integrado con la palabra afecto que es el lazo indivisible entre él y su equipo. 

Un Líder, un Gerente y quien Dirige no puede perder jamás el norte de ser mejor persona en cada día de su vida porque es precisamente esto lo que marcará la diferencia entre su éxito o ser del montón, crece, fórmate, prepárate, logra, triunfa, sin olvidar tu esencia humana, la humildad y sencillez que te hacen distinto, la infusión de alegría que diariamente debes llevar a tu equipo para hacerles ver lo complejo como un divertido juego de niño, para junto a ellos darte el gusto de visualizar una meta realizada que constituya el éxito de todos.

Busquemos en todo momento ser mejores personas, que digan de ti “ese es un Señor” y si esto lo unimos a consolidarte como un Buen Gerente mucho mejor, porque obtendremos entonces la simbiosis perfecta, el resultado maravilloso de tener un “Señor Gerente”.

Dios les Bendiga, mis Mejores Deseos, y un Respetuoso Abrazo Virtual. 

C.E.O / Carlos Omar Delgado Carpio
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domingo, 21 de septiembre de 2014




22 de Septiembre de 2014
    Boletín No. 207
Pedalea…

Estaba viendo el fragmento de una película donde una niña se encontraba muy triste y frustrada por no saber montar bicicleta, hasta que otro niño le brindo su ayuda y le dijo “voy ayudarte a tomar el equilibrio, te acompaño un rato y luego pedalea, pedalea y no te detengas, esa es la técnica y veras que pronto dominaras la bicicleta” después de esto, no pude más que evocar recuerdos y vivencias como también situaciones de actualidad que me afectan pero que también incumben en nuestro mundo Gerencial, en nuestro actuar Directivo y que impactan proporcionalmente en la misión de ejercer el Liderazgo.
¿Cuantas adversidades has vivido?, ¿cuantos problemas has confrontado?, ¿cuantos personas esperan de tu palabra?, ¿cuantas decisiones dependen de tu opinión? o sencillamente ¿cuánto esperas tú de ti? 

Estas serían solo algunas de las miles de preguntas que una persona que ejerce la noble misión de servir mediante el ejercicio de la Dirección de Organizaciones y Personas se haría ante la avalancha de situaciones que controladas o no tiene que experimentar diariamente, para ello existe lo que denomino la Introspección del Líder, donde constantemente debes buscar la ecuanimidad, el control y la estabilidad emocional, los asesoramientos vitales con personas que garanticen la experiencia, la visión y la proyección positiva de lo que se busca alcanzar, no puedes dejar de documentarte, de leer y escudriñar la información que genere el movimiento neuronal que amplíe el espectro de tus ideas, sin embargo, reitera la búsqueda de un minuto contigo y encuentra en ti en ese banco de tus acciones y vivencias respuestas que casi seguro hallaras, rodéate de la sinceridad que trasmite una crítica sana y optimista que potencie en ti un mejor hacer y un menor error esto contribuirá a la seguridad en la toma de decisiones que debas ejercer, solo después bríndate el placer de asumir el control y la responsabilidad de retomar con humildad el liderazgo inmerso en tu quehacer humano y profesional.

Ahora ya estás listo para pedalear, ya tienes el control, sabes montar la bicicleta, asume entonces el reto de no parar, de seguir sin cesar, venciendo obstáculos, generando ideas, quedando solo cuando nadie observa lo que tú ves, encontrando aciertos y mejorando errores que contribuyen a tu crecimiento y aprendizaje, no olvides que alguien te observa, tus cercanos colaboradores, tus liderados, los que confían en ti, los que creen en tu palabra, ellos no necesitan al hombre apagado abrumado por la tristeza de ver la bicicleta en el piso por no saber ni atreverse a montarla sino al que de una sola vez les diga con ímpetu y firmeza ¡anda yo te ayudo¡, ¡párate y pedalea! y luego no pares. 

Ahí empieza la ruta del logro, del éxito y del triunfo y con ello la apertura a nuevos y grandes caminos que debes transitar visionándolos como excelentes oportunidades.

Dios les Bendiga, mis Mejores Deseos, y un Respetuoso Abrazo Virtual. 

C.E.O / Carlos Omar Delgado Carpio
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