29 de Noviembre de 2021 - Boletín Nro.412
¿Empleado o Colaborador? ...
"Venezuela, es Urgente Reilusionarnos como País"
Ha sido trascendente la evolución que ha tenido en el quehacer gerencial, organizacional, personal y profesional la forma y manera en que se valora, se trata y se interactúa con el talento humano que apoya nuestra gestión, es así, que día a día vemos más de la mano al líder de la organización con cada uno de aquellos que le acompañan a lograr sus objetivos en los distintos niveles en que estos se desenvuelven. Y es que tenemos que estar claros, somos seres diseñados para trabajar unidos, de alguna manera emparentados y sobre todo compenetrados para entender que mi éxito es tu éxito y el de ambos significa el de toda una organización. Es así, que hasta en los principios bíblicos se reseña que “mejor son dos que uno, porque si uno cae el otro lo levantará, ¡pero ay del que cae estando solo! ... ¿quién le ayudará?” Por eso reconocer con fuerza y razón a quien tenemos a nuestro lado implica tener sabiduría e inteligencia para manejar con certeza y eficiencia al talento humano en cualquier posición que nos encontremos.
Cuando hablamos del empleado, se siente implícito en la palabra “el que depende de mí” “al que yo le pago” “el que debe hacer lo que le digo” y más allá de eso “el que está para cumplir mis órdenes” dejando este vocablo un sin sabor que ahora con los cambios paradigmáticos que ha dado el mundo se asimilan con más crudeza, ya que esta palabra nos refleja simplemente un sentido mercantil de la relación dejando a un lado el aspecto humano, además de sentirse en ella la autoridad sobre alguien colocándole límites a la creatividad de otros. Ahora bien, el término remozado de colaborador nos brinda otra visión de la interacción y de la forma de relacionarnos en lo que al aspecto laboral se refiere, porque nos permite visualizar el acercamiento necesario para lograr los objetivos, es decir, que en su interpretación se transmiten expresiones como “el que apoya mi gestión” “el ser que me ayuda” “la persona necesaria y capaz” “la mano amiga que me acompaña” “la persona en la que puedo confiar” “la persona que actúa en favor de la organización” e inclusive “la persona en la que puedo descansar” entre otras. Dando con ello un carácter positivo, de bienestar, unión y de crecimiento a todo el entorno que obviamente facilita el conquistar de manera más armónica y acompasada todo aquello que deseamos consolidar para el vital beneficio de los involucrados en un sistema inspirado en pro de maximizar la eficiencia y la productividad.
Ahora en todos estos casos y como siempre he señalado en muchos de mis escritos no podemos confundir las situaciones que implican disciplina, respeto, responsabilidad, compromiso, autoridad elemental y básica, con el abuso, con esa contraparte que refleja falta de responsabilidad, falta de compromiso, falta de compañerismo entre otros, malentendiendo el termino colaborador con creerse “que a mi nada me pueden hacer” por el contrario, debe ser más férrea la responsabilidad la disciplina organizacional y humana cuando hay confianza, cuando existe campo para desarrollar el potencial y toda la creatividad, cuando se da facilidad para expresar ideas y que sean escuchadas en los niveles directivos, cuando las autoridades caminan de la mano de los que poseen la acción y el conocimiento, cuando los directivos disfrutan del compañerismo y de la misma mesa que sus convencidos colaboradores, porque colaborar también implica una acción recíproca entre las partes, es decir que si esto está bien concebido no hay derecho a confusiones ni a reiteradas advertencias entre los miembros que integran el equipo cualquiera sea su tamaño, que va desde un grupo hasta todo el conglomerado de la organización.
Finalmente solo puedo decirles, transformemos las organizaciones en grandes equipos de colaboradores, donde la fortaleza sea el amor, la unión, el compromiso y donde todos sepan que el mejor colaborador lo representa el hombre o la mujer que está a su lado. Ténganlo Presente.
Carlos O. Delgado C.
