domingo, 9 de agosto de 2015


09 de Agosto de 2015
Boletín No.231

La Palabra, siempre la Palabra…

Hace algún tiempo desarrollando una actividad Gerencial me correspondió compartir créditos laborales con un gran ser humano según mi valoración, un hombre que me había empeñado en un instante laboral su palabra, esto en la intención de adjudicar un cargo directivo a una persona capacitada pero no de su confianza, sin embargo, para él no era en ese momento un punto de honor como lo representaba para mi. Cuando noté que no se materializaba esa palabra empeñada recuerdo haberle expresado “! …Jefe, usted me dio su palabra…!” en aquel momento pareciese que se hubiera activado un interruptor en aquella persona y de una vez respondió “…es verdad yo te di mi palabra, prepara lo necesario para ingresarlo…” Que instante mágico, de estima y respeto se creó en aquel momento que permitía probar el liderazgo de aquel hombre, y más allá de aquel instante, ese respeto  por el hombre y su palabra se han mantenido hasta el día de hoy.

Para el Líder, Director o Gerente la palabra empeñada, la palabra que se expone públicamente, la palabra que se compromete ante el igual, el superior o subalterno en el marco de su equipo es algo prácticamente sagrado, en ella se juega su honestidad, su valor, su personalidad humana y profesional, se confronta su potencial y sus capacidades para hacer y cumplir lo que dice, es más, la palabra se convierte en un baremo de la calidad de individuo y profesional con el que podemos contar o no, es el catalizador del éxito o la decepción ante las personas que te rodean, te conviertes en el héroe o en el malo de la película en un momento y todo esto sucede aunque no te lo digan.
Tu palabra tiene poder, tu palabra es tu valor y se convierte en el capital esencial por el que te miden las personas que te rodean y que conforman tu equipo, como también, todas aquellas que se afectan por tus acciones y decisiones. Aprendamos a cuidar nuestras palabras, a saber lo que en realidad podemos comprometer en base a ellas, a explicar de igual forma en base a la humildad y espíritu de servicio que debe acompañarte porque no pudimos cumplir algún compromiso, dando esas explicaciones necesarias que merece el potencial humano que te acompaña en la gestión.

No prometas lo que no depende de ti, no hables sobre lo que no puedes hacer, lo que no está a tu alcance y depende de un tercero para lograrlo, actuemos con inteligencia y sabiduría, hablemos con justa realidad y en la misma medida podemos comprometer nuestras capacidades para lograr algún objetivo, vive y siente tus palabras, date cuenta cómo afectan a tu entorno humano y profesional cuando ellas son trastocadas por el inmediato efecto de esa miserable decepción de haber dicho algo que no está en ti poder lograr o comprometer, por eso te reitero, cuidemos nuestras palabras.

Les confieso, cuidar nuestra palabra y lo que podemos hacer con ella es una lucha diaria, es una lucha constante, sobre todo para aquellos que debemos liderar, dirigir o gerenciar y en base a ello impactar al ser humano que acompaña nuestra gestión, nuevamente les digo, Cuidemos nuestra Palabra que es en realidad nuestro poderoso Valor Potencial.

 Dios les Bendiga, mis Mejores Deseos, y un Respetuoso Abrazo Virtual. 

 Carlos O. Delgado C.
CEO de Liderazgo en tu Día & Management Training
Coach Gerencial y de Vida.