31 de Agosto de 2015
Boletín No.233
Ayuda
a resolver, pero no lo resuelvas tú…
¿Cuantas
veces nos ha pasado en nuestro quehacer humano y profesional que personas de
nuestro entorno se acercan a nosotros buscando la palabra, el consejo o la
solución adecuada a una situación, una problemática o un simple asesoramiento?
¿Sabes lo que esperan de ti? ¿Conoces cómo te valoran y te observan?
A
todos los que nos corresponde la delicada misión de liderar, dirigir y gerenciar,
se nos observa de alguna manera como la persona a la cual se tiene y se debe
acudir ante cualquier eventualidad, incluyendo el ámbito personal y obviamente
sin descartar el aspecto profesional, y es porque se percibe a ese hombre o
mujer con una inteligencia y sabiduría capaz de dar soluciones efectivas a
cualquier situación, se nos percibe como las personas que poseemos las palabras
y gestos adecuados con capacidades para tranquilizar las ansiedades propias de
un problema que amerita una mente idónea para resolverlo. ¡Cuidado con
esto! Las personas que te rodean y sobre
todo aquellas subordinadas a ti, si bien se acercan de buena fe, también
esperan que aciertes con la palabra mágica que solventará la posible situación
y tú eres el encargado de canalizar esa valoración, en pro de ayudar pero
permitiendo el espacio necesario para que el interesado actué y decida en base
a su criterio y no del tuyo. Tú brindas herramientas y el interesado la usa.
Por
todo esto, prepárate para escuchar, prepárate para absorber los planteamientos
sin involucrarte en las situaciones planteadas, debes ser asertivo, positivo y
sobre todo real, exponer las posibles consecuencias de una situación que puedan
afectar a tu interlocutor, no se trata de consentir y complacer sino de dar
buenos consejos que impliquen efectivas soluciones y consideraciones que
faciliten a quien te interpela tomar la decisión adecuada, recuerda que no eres
tu quien tomará la decisión, deja que sea el interesado quien las tome, tu
simplemente serás un conducto de luz para brindar alternativas que contribuirán
tanto en su crecimiento como en su accionar ante cualquier circunstancia, es
decir, le darás la caña, el anzuelo pero no el pez.
Muchas
veces se nos busca como si fuésemos personas infalibles, como si nuestra vida
estuviera resuelta y no tuviésemos dentro de ella nuestras propias
circunstancias, por eso te digo, manifiéstate real ante los tuyos, de carne y
hueso, inclusive utiliza situaciones símiles de tu vida para ayudar a conseguir
salidas a problemáticas de otros en virtud de la experiencia que pudieses
tener, recuerda que esto es un buen ejercicio de coaching donde ayudaras a
encontrar el camino, pero ese camino con tu ayuda lo debe ubicar la persona con
la cual colaboras.
No
te
muestres erudito ni supranormal, porque puedes generar un efecto
contrario en los tuyos, conserva la cercanía, la sencillez y la humildad, la
empatía y sobre todo la escucha activa, solo así podrás ayudar a tu equipo a
solventar situaciones sin generar decepciones en función de lo que esperan de
ti.
Finalmente,
ellos crecerán
y tú te sentirás satisfecho por liderarlos.
Carlos O. Delgado C.
CEO de Liderazgo en tu Día & Management
Training
Coach Gerencial y de Vida.