31 de Enero de 2022 - Boletín Nro.417
El Líder y el Liderazgo en acción formadora...
"Venezuela, es Urgente Reilusionarnos como País"
Pensar en liderazgo se asocia con personas que han cambiado la historia y que han dejado un legado. Estas, generalmente, han mostrado cualidades extraordinarias como seres humanos con experiencias valiosas y de gran influencia a nivel mundial. Covey (1998), plantea el concepto de liderazgo centrado en principios, el cual tiene que ver con la transformación interna del ser humano que lo llevará a influenciar a otros a largo plazo. Es así, que al complementar el término de liderazgo con lo que significa educar al individuo para poder contribuir a los cambios en la historia como reseñábamos al principio, el líder debe asumir el sentido formativo y de proyección que le corresponde es su radio de acción humana y organizacional, por tanto, ese líder se convierte en la persona con condiciones específicas frente al sentido de formar y de orientar a todos dentro de su ámbito de competencia y de ser posible más allá de ese ámbito si fuese necesario, todo ello en la búsqueda de optimizar e inspirar hacia una mejor calidad de personas en su entorno, aunado también al clima y la cultura organizacional, en la intención de estimular el crecimiento personal pero buscando siempre una formación integral tanto del hombre como de cara a la organización en que este se desenvuelva y actúe profesionalmente.
Ahora bien, es preponderante responder a la importancia del líder como un ser humano ético que se desempeña en una organización y que a su vez tiene que responder a través de su actuación pero asumiéndose como un elemento formador, instructor y cultor del liderazgo en cualquier nivel que se encuentre, en virtud, que su impacto redundara en todo lo que significa la gestión, ya que el líder por esencia trastoca el contexto estratégico de esa gestión a la cual le corresponde servir y de ahí la importancia de lo que enseña y transmite. Es por eso, que el ejercicio del liderazgo en esencia y en su connotada acción como formador de personas, equipos y colaboradores se establece como un aprendizaje profundo y duradero donde se dinamiza la acción formativa de todas las personas que nos competen y que integren nuestro espacio de influencia, no solo en lo coloquial del día a día, sino también en ideales filosóficos, y por consiguiente, en la formación integral que todos requieren, sustentado todo ello sobre la ética y la valoración de los recursos y talento humano que conformarán las generaciones futuras de la organización dejando así un legado empoderado y de excelencia para lo cual se requieren procesos y personas fundamentadas en la acción especifica de querer crecer y transformarse en elementos de calidad y excelencia en lo humano y profesional. Esto de igual forma contribuirá en cuanto a lo estratégico y técnico de la organización a mantener una base sustentable frente a la comprensión, intervención y trasformación de la cultura, en lo ambiental y lo social. Así, de manera integral se permite la proyección del ser humano y su arraigo en la organización, generando sentido de pertenencia y contribución hacia la misma institución y hacia sus propios compañeros, estableciendo con ello una cadena dinámica de formación que nos enriquece a todos.
Finalmente y en base a lo escrito podemos establecer que el liderazgo en su acción formadora exige cualidades y características que hacen posible una sociedad más humana, donde todos los actores del proceso generen una dinámica de proyección, de valores y de principios éticos que se enmarquen en el desarrollo de la persona, que por supuesto beneficiara a la organización y cuyo proyecto de vida lo lleve a interrogarse sobre el papel que desempeña en la sociedad e impactando con ello en toda la visión estratégica de la organización a la cual se debe pero ahora con un mejor perfil y mejor calidad en su quehacer personal y profesional. Tenlo Presente.
Carlos O. Delgado C.
