domingo, 23 de octubre de 2022

24 de Octubre de 2022 - Boletín Nro.435

Muros o Puentes... 

"Venezuela, es Urgente Reilusionarnos como País"

Nunca ha sido una tarea fácil el ejercicio del liderazgo, sobre todo cuando se entiende que en su aporte existe una gran carga de elementos imponderables representados por el talento humano al cual corresponde orientar, dirigir y más allá de eso influenciar en aras de alinearlos de manera voluntaria y efectiva al logro de determinadas metas y objetivos. Es así, que el líder debe fortalecer su espectro humano, formativo, su esencia espiritual y su don de gente para conquistar a través de su acción y su ejemplo el espíritu de quienes acompañan su gestión, siendo esto lo que se denomina habilidades blandas en el contexto profesional, pero tal como lo referencia mi amigo Eduardo Martí de Forja Consultores “nunca las habilidades blandas fueron tan duras como lo son hoy en día” sobre todo cuando se trata de conquistar esos espíritus, almas, intelectos y corazones para consolidar hechos poderosos que proyecten el valor de una gestión. El afecto y la cálida interacción que inspira al logro no se ven en esencia, pero lo siente y lo percibe cada humano sobre todo si es sincero y comprometido, por eso, la proyección en el individuo de esa conexión invisible que le inspira y le motiva es fundamental si de lograr se trata. 

Ahora bien, si por situaciones del ambiente donde se desempeña un líder se encuentra atrapado en circunstancias o adversidades que no le permiten el avance efectivo de su obra deberá crear sus propias oportunidades, avanzar por sí mismo más allá de lo que hable o diga el entorno, sobre todo si su meta y su objetivo están claros. Al Líder también le corresponde ser feliz con lo que hace, estrenar sonrisas y saborear la felicidad que implican sus acciones en pro de sí mismo y del conglomerado humano que asume su liderazgo. Es decir, que muchas veces nunca encontrará salidas clásicas o colegiadas donde la mayoría avale su acción y decisión, o peor aún, salidas que no se vislumbran en el panorama de su gestión, esto suele suceder, y en este sentido le tocará crearse una, que sea suya, de su propia inspiración, asumiendo riesgos y tempestades pero indetenible en su acción, donde no estarán demás las piedras que encontrará en el camino con las que también tropezará pero que en su gloriosa visión las podrá utilizar para construir muros o puentes de acuerdo a su necesidad, compromiso y alto desempeño que finalmente beneficiaran a todos incluyendo en esto la implícita inspiración que esto genera.

Es por ello que tal como dice la frase “un Capitán no teme a las tormentas, los grandes navegantes se nutren en ellas y no en la seguridad de un mar sereno ni en la pasividad de un puerto tranquilo” de igual forma sucede con el líder y el liderazgo que ejerce, porque las tormentas y embates no vienen para sumergirle en el caos ni mucho menos para ahogarle, sino, para formarle y hacerle crecer, para mantener en óptimas condiciones la semilla que germinó en su personalidad, en su formación y en su vida con la cual hoy es capaz de influenciar hacia el crecimiento y enriquecimiento humano a todos los que le siguen. Recuerda tu influencia es hoy, es ahora, no hay mañana ni después, porque tu liderazgo debe estar presente en cada instante y cada momento que un ser humano influenciado por tus ideas se vea inspirado a crecer y ser mejor, donde construir muros o puentes para consolidar una excelente gestión solo dependerá de ti. Tenlo Presente.

Carlos O. Delgado C.

@liderazgoentudia

Dios les Bendiga, mis Mejores Deseos y un Respetuoso Abrazo Virtual.