22 de Julio de 2015
Boletín No.229
La Razón y la Emoción…
Lamentablemente
para nuestra humanidad y en muchos quehaceres profesionales de la vida no ha
sido precisamente la Razón lo que ha determinado el curso de los sucesos que
han ocurrido, y más aún, que los mismos estén vinculados a éxitos profundamente
valorados por contar con la cordura, planificación, sensatez, y la madurez de
comprender que si podíamos hacer las cosas bien desde un principio,
sencillamente ¿porque no lo hicimos?, tanto es así, que para poder internalizar
la razón hemos tenido muchas veces que transitar por el camino de sangre, sudor
y lágrimas en mucho de nuestros logros y también en nuestras acciones de vida
tal como lo expresaba Sir Winston Churchill.
Pero
en
otro contexto podemos observar, que cuando nos rige el aspecto emocional
traducido en lo que llamamos corazonadas, ocurrencias, ímpetu, lo no
programado, el plan “b” de última hora, etc… y todo ello convertido en el
triunfo inesperado con el cual obviamente no contábamos, pero internamente lo
perseguíamos, se han podido consolidar inmensidad de objetivos a lo largo de la
historia, pero en todo ello ha existido un ingrediente indispensable como lo es
la palabra certera y emocionada de un Líder con un objetivo que el si conoce y
que debe inocular mediante la influencia a toda su gente para conquistar el
corazón del grupo liderado y consolidar la simbiosis perfecta de hablar con
emoción para comprender con razón lo que estamos comprometidos a lograr.
Y
es que en las palabras, en esa comunicación vital con nuestro equipo donde
muchas veces podemos pasar horas explicando lo que se desea lograr, la razón
casi siempre pierde ante el discurso emocionado de quien lidera o dirige porque
la fogosidad de la aventura controlada toca la fibra de las personas que debes
inspirar, que debes comprometer, que debes enamorar para que acompañen el
ejercicio y la trayectoria que implica obtener un logro profesional y
organizacional. Cultiva tu verbo, expresa con tus gestos, utiliza la palabra
adecuada para el momento oportuno, cultívate en ello, no pierdas la oportunidad
de inspirar a través de ese verbo emocionado que hace a los tuyos desear
acompañar el proyecto que requieras emprender, por ello combina la emoción con
la razón y te darás cuenta que se facilita el trabajo y se optimiza el logro,
no tendrás que ordenar o mandar, sencillamente hablar e inspirar, todo lo demás
lo harán los tuyos porque se encuentran comprometidos con el Líder que tu
representas y el bienestar de la relación que se crea entre ese equipo
fortalecido y un Líder inspirador.
Te
reitero,
cultiva el verbo, no pierdas la emoción, motiva la inspiración, enamora a los
tuyos, logra a través de ellos y disfruta el triunfo que juntos pueden obtener
con el solo hecho de convivir con esa constante emoción sin perder la necesaria
razón en
lo que deban lograr. Por ello, combina positivamente el rico coctel que implica
utilizar la cantidad necesaria y justa de Emoción y Razón, eso sí, después me cuentas…
Carlos O. Delgado C.
CEO de Liderazgo en tu Día & Management
Training
Coach Gerencial y de Vida