lunes, 6 de octubre de 2014


06 de Octubre de 2014
Boletín No. 208

Señor Gerente…

Escuchaba detenidamente los consejos de mi respetado y querido amigo el Padre Ricardo Bulmez quien disertaba en sus palabras de inspiración y vida sobre el término “Señor(a)”, y es que él lo define como al hombre o mujer que tiene éxito como persona, que bueno, todos nosotros en nuestra aspiración y motivos de vida buscamos por autoestima y satisfacción egocéntrica recrear en nuestra vida el hecho de “ser alguien” termino coloquial que obliga a interactuar con la palabra éxito aplicado en nuestras vidas, sin embargo en nuestro cotidiano quehacer directivo, de liderazgo y gerencial esto debería resonar en nuestra meta de logros con más ímpetu del que imaginamos.

Tener éxito como persona, va más allá de un estatus, de un buen flux o un excelente vehículo, de un gran título o un excelente cargo, de un buen sueldo o ser el dueño de la empresa, todo lo que les menciono son los adornos del éxito o de un simple golpe de suerte que a veces son efímeros cuando los pesamos en la balanza de vida donde se aprecia al ser humano que los porta, que interesante seria conseguirnos con este hombre o mujer trascendente que no solo vive el éxito sino que su presencia inspira el éxito, el don de gente, la calidad humana, la acción y la actitud hacia sus congéneres, el respeto y la escucha dispuesta para el otro, la calidez, la mano sincera o el aporte desinteresado de una buena guía o un excelente consejo, que bueno que esa misma persona posea entre sus virtudes humanas el espíritu de servicio que obliga a un Directivo, al Líder o Gerente a considerarse un elemento para servir y no para ser servido, una persona capaz de escuchar hasta lo irreverente sin perder la compostura y brindar la respuesta acertada en el momento preciso, es prepararse en función de su gente y para su gente entendiendo que su crecimiento es inspiración y respeto para otros pero integrado con la palabra afecto que es el lazo indivisible entre él y su equipo. 

Un Líder, un Gerente y quien Dirige no puede perder jamás el norte de ser mejor persona en cada día de su vida porque es precisamente esto lo que marcará la diferencia entre su éxito o ser del montón, crece, fórmate, prepárate, logra, triunfa, sin olvidar tu esencia humana, la humildad y sencillez que te hacen distinto, la infusión de alegría que diariamente debes llevar a tu equipo para hacerles ver lo complejo como un divertido juego de niño, para junto a ellos darte el gusto de visualizar una meta realizada que constituya el éxito de todos.

Busquemos en todo momento ser mejores personas, que digan de ti “ese es un Señor” y si esto lo unimos a consolidarte como un Buen Gerente mucho mejor, porque obtendremos entonces la simbiosis perfecta, el resultado maravilloso de tener un “Señor Gerente”.

Dios les Bendiga, mis Mejores Deseos, y un Respetuoso Abrazo Virtual. 

C.E.O / Carlos Omar Delgado Carpio
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