domingo, 28 de mayo de 2023

 29 de Mayo de 2023 - Boletín Nro.449

El Destructor... 

"Venezuela, es Urgente Reilusionarnos como País"


Por circunstancias de la vida me ha correspondido observar la destrucción de una institución, y no con palas y picos, martillos o mandarrias, sino con acciones y actitudes, con una gran falta de amor por lo construido, queriendo desmontar valores y principios establecidos, donde lo crean o no, el liderazgo juega un papel fundamental y es por eso que les traigo a ustedes esta visión de las cosas. El liderazgo acepta opiniones, inclusive cambios en lo que a las ideas programadas pudieron haber sido, todo ello sobre la base de consensos y un compartir de criterios que apuesten a sumar y no a restar, pero de igual forma, ese mismo liderazgo no puede tolerar ni permitir “motines” ni “agendas ocultas” de algún miembro del equipo que ponga en peligro por ejemplo a los colaboradores, al personal y a la propia institución. Un Líder ciertamente es circunstancial, no es un elemento estático, puede cambiarse o puede irse, pero mientras esté, tiene que ser respetado, y a su vez debe generar respeto. Los suyos deben y tienen que entender que es necesario remar hacia el mismo lado, porque de no ser así se colocan en riesgo los objetivos y los beneficios de todos, o si no, quien piense de forma indisciplinada deberá brindar su espacio a quien verdaderamente quiera hacerlo bien o desocupar su responsabilidad para que se tomen las sabias decisiones que sustituyan a quien lo venía realizando, los desacuerdos no pueden utilizarse ni limitarse a discusiones que impliquen desautorizar al líder, por el contrario, deberían ser conversaciones de crecimiento que apoyen el cambio y el beneficio final para cada miembro de la institución.

Tampoco es justo para nadie, el represar emociones, incomodidades, ni nada que vaya en contra de su persona y sus principios si ese fuera el caso. Pero también, el principio de la inteligencia y la sabiduría indican que si usted no está a gusto con la institución a la que un día decidió unirse, no la dañe, no la afecte, no la destruya, tenga criterio y márchese en sana paz, déjelos con sus errores si así usted lo piensa, es decir, colabore, sume o retírese basándose en lo que usted considera su buen juicio. Cualquier persona tiene derecho a reinventarse, a escapar de la rutina, eso es válido, y de acuerdo a los parámetros que norman su vida y su conducta personal y profesional, pero esto no le brinda facultades especiales para desmontar y dañar a personas, trabajos y esfuerzos realizados por años, por más fundados que estén sus motivos de inconformidad. Haga nueva vida, funde una nueva sede, impóngale sus reglas, pero mientras tanto, respete lo establecido en donde usted hasta este momento se encuentra, no se trata de obligarle, eso tampoco es justo, pero que a usted no le agrade como funciona su institución no le da ningún derecho a destruirla. Ámela, aunque sea por lo que significó para Usted, pero no la destruya, porque sería el acto más perverso, ruin y egoísta al que alguien pueda aspirar.

Otras de las cosas que pueden contribuir a no querer estar o a no fomentar el bienestar y avance de su relación institucional pudiera ser, la falta de empatía, la carencia de afecto por los objetivos programados, otra nueva visión de las cosas, querer conquistar otros derroteros bajo sus esquemas y parámetros, desacuerdos insalvables con el liderazgo actual, entre otros, todo eso es posible y respetable, pero por favor no destruya las cosas de la cual usted fue o es parte esencial, solo por el simple hecho de no estar de acuerdo. Entienda, que la razón que esa institución ahora no signifique nada para usted no quiere decir que para todos es igual. Usted puede no quererla, puede no querer estar ahí, ya no ser de su importancia, pero también tenga presente que eso es para usted y únicamente para usted, por tanto, es una acción loable que no arrastre a todos al precipicio, solo respete a los demás y así evitará enfrentamientos estériles que no benefician a nadie. Recuerde y tenga en cuenta que existen personas que se formaron y crecieron bajo esos elementos fundacionales, que han permanecido con esas columnas como base de su vida y que el día de mañana fundaran sus propios espacios con herramientas sólidas, donde ahora podrán construir con base en su criterio nuevas formas de ver las cosas, a lo mejor más modernas y actualizadas, pero no le destruya las bases porque con ellas ya tienen cómo empezar o como continuar, entiendan que no es destruyendo que se construye, esto solo ocurre en situaciones altamente extremas y en casos altamente necesarios, no piense solo en usted, piense también en los demás, en los que algún momento compartieron su vida y sus espacios, sus alegrías y tristezas, logros y fracasos, tome en cuenta que las personas que se están formando para cualquier institución deberían ser el activo más sagrado que existe y eso también le servirá y será válido para cuando usted construya algo como lo que hoy quiere destruir.

Solo piense, reflexione, entienda y dese un minuto consigo mismo, de la vuelta y observe, cuando vea lo que alguna vez ayudó a construir, pregúntese ¿vale la pena destruirlo? Tiene tres opciones, dar rienda suelta a lo más oscuro de sus sentimientos y acabar con todo, reflexionar, quedarse y empezar a sumar para construir una mejor institución o finalmente, irse para conformar otra empresa como usted la desea y a su completa medida. Ténganlo Presente.

Carlos O. Delgado C.

@liderazgoentudia

Dios les Bendiga, mis Mejores Deseos y un Respetuoso Abrazo Virtual.


martes, 23 de mayo de 2023

22 de Mayo de 2023 - Boletín Nro.448

Enfrentando al Gigante... 

"Venezuela, es Urgente Reilusionarnos como País"


Leyendo y repasando sobre historia de liderazgos verdaderos, me encontré con la inspiración que brinda la vida del Rey David, harto conocido por su enfrentamiento con el gigante Goliat, quien acompañaba al pueblo filisteo y pretendía mancillar al pueblo de Israel, que era el pueblo de David. Pero antes de llegar a ese punto, ¿Quién era David?  Él era el Pastor de las Ovejas, apartado a las labores del campo, no tenía nada que ver con guerras, ni mucho menos con las decisiones y acciones que de ella se derivan y que afectaban a su pueblo, su palabra no importaba ni a favor ni en contra, su opinión no merecía la mayor atención entre los suyos ni mucho menos entre los jefes de su comunidad, es más, sus propios hermanos eran los considerados de acuerdo a sus pares para asumir el trono, pero él, por su relativa insignificancia ni siquiera figuraba en esa elección, era el muchacho del campo, el menor, y de paso el cuidador de los rebaños, tarea tediosa y nada fácil.
Sin embargo, si escudriñamos en sus días de labor nos damos cuenta que David era el único que tenía experiencia en enfrentarse a fieras mucho más grande y fuertes que él, entre ellas leones y osos, según reseñan las escrituras, eso le brindó sin darse cuenta la astucia, la inteligencia, la valentía, la paciencia, las estrategias y todo un bagaje de aprendizajes que se traducen en una formidable experticia que le sirvió para ser utilizada en un momento cúspide de su existir y que obviamente le cambiaría el destino a su persona y a la historia de Israel.

A veces, en la vida de un líder no se sabe cuándo es el momento propicio, el indicado, o el crucial, o cuando le va a tocar el tiempo de su gloria, la cual puede ser de un minuto o para toda su existencia, a veces puede estar preparándose por larga data y las cosas no se dan en lo inmediato o preparándose por cortos espacios de tiempo y casi enseguida se produce el llamado que reafirmará el liderazgo que debe ejercer. En el caso del Pastor de ovejas David, este, muchas veces le insistió al Rey Saúl para que le permitiese enfrentar al gigante Goliat, muchas veces le hizo ver que tenía la habilidad y capacidades para derrotarlo, pero por su corta edad y con base en sus labores, no se confió nunca en su capacidad, en su aprendizaje y en su experiencia en las artes de enfrentar feroces leones y osos, es decir, nadie veía en él ni autoridad ni fortalezas para hacerlo. También existen momentos en el liderazgo donde hay que arriesgar, demostrar para convencer, actuar para cambiar la visión y las actitudes de otros y es por eso que previo al permiso del Rey Saúl, David se coloca la armadura, la cual después desechó por sentirse incómodo y solo se armó con su fe, su convicción, y la seguridad que estos dos elementos le brindaban, pero más allá de eso, en la experiencia y la práctica que tenía obtenida de sus días como pastor de ovejas. Un líder, a pesar de saberse formado, nunca sabrá cuando cada paso, cada conocimiento, cada enseñanza, cada palabra y cada aprendizaje le será útil y de provecho, todo lo que tiene que hacer es edificarse en sí mismo para estar preparado a la hora que tenga frente a si al gigante que puede pretender dañar su vida y sus proyectos. Ármate como David con tus cinco piedras lisas para usarlas en tu honda que en el liderazgo las pudiéramos traducir, en formación, paciencia, práctica, voluntad e iniciativa y acción. Es decir, no dejes de prepararte, ni de practicar, para estar listo al momento de la acción.

Gigantes saldrán muchos a tu encuentro, pero solo una piedra bien acertada bastará para entregarlo a tus pies. David no solo tenía piedras en su mano, tenía como respaldo al más grande, a su Dios Creador, pero si no hubiese tenido en su concepción humana, la paciencia, la preparación y los aprendizajes necesarios para pararse al frente de tan inmenso rival hubiese estado condenado a la derrota. Un Líder no aspira a los golpes de suerte, necesita logros auténticos y definidos con los que también pueda inspirar y hacer crecer a los suyos. Lo demás ya lo sabemos, David terminó convirtiéndose en Rey y en uno de los gobernantes más amado por su pueblo, así que a ti te espera lo mismo, ser el Líder más amado por todos sus colaboradores si procedes a darle vida y aplicación a esta reflexión en tu propio existir. Tenlo Presente.

Carlos O. Delgado C.

@liderazgoentudia

Dios les Bendiga, mis Mejores Deseos y un Respetuoso Abrazo Virtual.

 

martes, 9 de mayo de 2023

 08 de Mayo de 2023 - Boletín Nro.447

No importa si no eres Rey, pero fórmate como líder... 

"Venezuela, es Urgente Reilusionarnos como País"


Observaba este fin de semana las reseñas de prensa que sobre la coronación del Rey Carlos III del Reino Unido se suscitaban a nivel internacional, y antes de proseguir, debo aclarar que lo descrito en estas líneas es producto de mi análisis y percepción muy personal. Como sabemos, ya se concretó la transición histórica de ese reinado, con una predecesora que nos agrade o no supo conducir y conducirse, tanto al país como al significado que su persona implicaba en los destinos de esa nación en el tiempo que le correspondió ejercer, marcando con su huella y esencia un liderazgo construido a pulso y un “hacerse sentir” que era significativo en el mundo de su incumbencia.

Ahora bien, hoy ya el rey es otro, y el liderazgo y su ejercicio también han cambiado. De alguna manera y según los biógrafos, quien ahora lleva la corona es un hombre formado académicamente, formado obviamente para el ejercicio de reinar, con un prestigio más proyectado por su progenitora que por sí mismo, un hombre de características grises en lo que al ámbito de su desempeño es conocido, un rey que como líder no posee conexión con su gente, con su pueblo, y que no tiene ese “feeling” necesario para convocarlos más allá de lo que impone el cargo otorgado, cuando más bien, debería inspirar a los suyos a través de una interacción fluida y verdadera, casi magnética, donde estimule a esos súbditos a realizar y querer construir en función de la influencia que como líder tendría que ejercer, elementos que ni antes ni ahora se visualizan. Solo nos queda ver su evolución y que el tiempo haga su obra, entendiendo que en la actualidad, en 2023, la connotación no la hace el hecho de que te nombren líder de algo, sino, que verdaderamente ejerzas, te conduzcas y seas ese líder que esperan de ti. 

Esto nos lleva a indagar, a escudriñar en los autores para generar aportes y aprendizajes, todo ello a raíz de este acontecimiento de actualidad que trastoca al mundo, pero que nos permite afirmar como diría Roberto Luna Arocas que “El Líder no nace… ¡Se hace!”, siendo este el título homónimo de su libro. Un líder en la actualidad debe realizar un viaje hacia el talento como diría el citado autor, donde más allá de corresponderte, nombrarte u otorgarte el rango de líder por cualquier organización y hasta para ser Presidente o Rey de alguna nación, entiendas que en lo particular debes trabajar en ti para transitar el camino que lleva al desarrollo y la superación, donde a pesar de tener preparación académica para el ejercicio de un cargo, entiendas que prepararse en el contexto humano y como influenciarlo hacia el logro es una necesidad imperiosa, no es una opción, y todo comienza por uno mismo. Debes comprender y asimilar, que al momento, el ejercicio del liderazgo es ya en más de un 90% pura inteligencia emocional (IE) donde debes escuchar a los demás con atención, valorar sus sugerencias, generar confianza en tus colaboradores e integrantes del equipo, donde debes desarrollar profesionalmente a los tuyos con eficacia, donde tienes que mostrarles respeto en toda ocasión, brindándoles ejemplo en toda circunstancia, mostrando valentía y optimismo, siendo íntegro y comprometido con todos, un gran comunicador y con una enorme credibilidad. 

De acuerdo a lo expresado, podemos afirmar, que las organizaciones no pueden ser innovadoras y creativas, si al frente no hay auténticos líderes que sean capaces de hacer aflorar lo mejor de cada uno de quienes integran el equipo, que como líderes debemos manejarnos con acierto para mantener un sano equilibrio en las competencias del liderazgo que debemos ejercer, esto vale tanto si eres Rey como si eres Líder de cualquier equipo. Ten capacidad autocrítica, disfruta el “feedback” que puedas obtener de otros, sé humilde, para que puedas manejar con madurez y asertividad las opiniones de quienes te observan y comparten contigo y así contrastarla con las tuyas. Solo de esta manera podrás ser considerado un líder con capacidad de influencia, de inspirar y ser referente para otros en cada espacio de vida que ocupes, y si no eres Rey de Inglaterra no importa, a Carlos III le deseamos lo mejor, pero lo que sí serás de caminar por el contexto de estas palabras es un verdadero y auténtico líder. Tenlo Presente.

Carlos O. Delgado C.

@liderazgoentudia

Dios les Bendiga, mis Mejores Deseos y un Respetuoso Abrazo Virtual.