miércoles, 25 de febrero de 2015


 
23 de Febrero de 2015
Boletín No. 215

REVOLUCIÓN

De verdad, y sin desmeritar el contenido que fundamenta esta palabra y los inmensos logros que la humanidad ha obtenido a través de ella pareciese que en nuestro mundo actual el término Revolución se suscribiera únicamente a una moda política y no al proceso Gerencial que implica cambios y transformaciones verdaderas, profundas, positivas y de consolidación del mayor bienestar posible a cada uno de los integrantes de la sociedad en la cual convivimos. El significado más cercano a lo que deseamos expresar lo refiere el Diccionario de la Real Academia Española cuando manifiesta que Revolución es un “Cambio Rápido y Profundo en cualquier cosa” en otras de sus acepciones también expresa que se puede denominar como “cambio violento en las instituciones…” en lo que respecta a obrar con ímpetu y fuerza, también se manifiesta como un elemento de  “…inquietud…”. A todas estas, el proceso Directivo, Gerencial y de Liderazgo que lleva implícito este término que convive con nosotros necesita de la vida y potencia que podamos imprimirle quienes tenemos responsabilidad de liderazgo en las organizaciones y puertas adentro en los equipos de trabajo que la componen.

Los cambios como siempre hemos afirmado son necesarios después de procesos de evaluación y seguimiento, de actualización y mutaciones organizacionales que nos hacen observar que nuestras ideas y conceptos no pueden quedarse estáticos o dejar que el tiempo de manera inexorable nos obligue a cambiar por crisis en vez de plasmarse con razones planificadas, solo en emergencias verdaderas los cambios se dan de inmediato sin evaluar productos y consecuencias, de lo contrario un cambio en el ejercicio de una Revolución debe ser programado, franco, abierto, sometido al escrutinio de las ideas tomando lo mejor de cada una de ellas para consolidar objetivos superiores, debe estimarse el bien común, el bienestar de la organización y de las individualidades que la constituyen, debe construirse con armonía sin descartar sanas imposiciones que permitan lograr una meta que favorezca a las mayorías involucradas en los resultados que deba presentar nuestra decisión gerencial asumiendo siempre la necesidad de desprenderse del emblemático espacio de confort que nos pudiese rodear. 

Obviamente, mover el piso y romper paradigmas en las personas y sus costumbres no es fácil y no puedo en estas cortas líneas entregar un recetario directivo de cómo hacerlo, pero lo que sí puedo permitirme es decirles que toda Revolución debe inspirar cambios sustanciales no solo en la organización sino en el individuo que vive en ella, debe instruirse al hombre en la sustancia del cambio, de lo positivo, del avance, de las mejores estrategias para obtener la mejor organización y un poderoso entorno que fomente su crecimiento, genere bienestar y alta productividad, competitividad y excelencia. Por tanto, esta es la “inquietud” que debe sentir y tener todo Gerente, Director o  Líder para conducir revoluciones o cambios fundamentales que le permitan lograr objetivos de éxito en una organización, buscar traducir siempre Revolución con Excelencia.

Dios les Bendiga, mis Mejores Deseos, y un Respetuoso Abrazo Virtual.