22 de Septiembre de 2014
Boletín No. 207
Pedalea…
Estaba
viendo el fragmento de una película donde una niña se encontraba muy triste y
frustrada por no saber montar bicicleta, hasta que otro niño le brindo su ayuda
y le dijo “voy ayudarte a tomar el equilibrio, te acompaño un rato y luego
pedalea, pedalea y no te detengas, esa es la técnica y veras que pronto
dominaras la bicicleta” después de esto, no pude más que evocar recuerdos y
vivencias como también situaciones de actualidad que me afectan pero que
también incumben en nuestro mundo Gerencial, en nuestro actuar Directivo y que
impactan proporcionalmente en la misión de ejercer el Liderazgo.
¿Cuantas
adversidades has vivido?, ¿cuantos problemas has confrontado?, ¿cuantos
personas esperan de tu palabra?, ¿cuantas decisiones dependen de tu opinión? o
sencillamente ¿cuánto esperas tú de ti?
Estas
serían solo algunas de las miles de preguntas que una persona que ejerce la
noble misión de servir mediante el ejercicio de la Dirección de Organizaciones
y Personas se haría ante la avalancha de situaciones que controladas o no tiene
que experimentar diariamente, para ello existe lo que denomino la Introspección
del Líder, donde constantemente debes buscar la ecuanimidad, el control y la
estabilidad emocional, los asesoramientos vitales con personas que garanticen
la experiencia, la visión y la proyección positiva de lo que se busca alcanzar,
no puedes dejar de documentarte, de leer y escudriñar la información que genere
el movimiento neuronal que amplíe el espectro de tus ideas, sin embargo,
reitera la búsqueda de un minuto contigo y encuentra en ti en ese banco de tus
acciones y vivencias respuestas que casi seguro hallaras, rodéate de la
sinceridad que trasmite una crítica sana y optimista que potencie en ti un
mejor hacer y un menor error esto contribuirá a la seguridad en la toma de
decisiones que debas ejercer, solo después bríndate el placer de asumir el control
y la responsabilidad
de retomar
con humildad el liderazgo
inmerso
en tu quehacer humano y profesional.
Ahora
ya estás listo para pedalear, ya tienes el control, sabes montar la bicicleta,
asume entonces el reto de no parar, de seguir sin cesar, venciendo obstáculos,
generando ideas, quedando solo cuando nadie observa lo que tú ves, encontrando
aciertos y mejorando errores que contribuyen a tu crecimiento y aprendizaje, no
olvides que alguien te observa, tus cercanos colaboradores, tus liderados, los
que confían en ti, los que creen en tu palabra, ellos no necesitan al hombre
apagado abrumado por la tristeza de ver la bicicleta en el piso por no saber ni
atreverse a montarla sino al que de una sola vez les diga con ímpetu y firmeza
¡anda yo te ayudo¡, ¡párate y pedalea! y luego no pares.
Ahí
empieza la ruta del logro, del éxito y del triunfo y con ello la apertura a
nuevos y grandes caminos que debes transitar visionándolos como excelentes
oportunidades.
Dios les Bendiga, mis Mejores Deseos, y
un Respetuoso Abrazo Virtual.
C.E.O / Carlos
Omar Delgado Carpio
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