20 de Julio de 2020
Boletín No.376
Madiba, el Ejemplo...
Venezuela, es Urgente Reilusionarnos como País.
En
días pasados, específicamente el 18 de Julio se celebró en el mundo conocido el
“Día Internacional de Nelson Mandela” como sabemos un gran luchador social,
abogado, político sudafricano y premio nobel de la paz
entre
otras connotaciones que adornaron su trayecto de vida y que obviamente por
cuestión de espacio de este boletín no tendría las suficientes líneas para
resaltar y reconocer sus loables méritos a la sociedad y a la humanidad. Sin
embargo, esto me llevó a leer un poco más sobre su camino, sobre sus luchas y
conflictos, su personalidad, sobre sus choques internos y sobre la visión de un
sueño que en su mente no tenía límite ni fecha pero que estaba claro y
consciente que debía realizar y cumplir esperanzado en la fortaleza de su Dios
Creador y en la convicción que su prisión física en algún momento debía acabar.
Es así que en nuestras plataformas en las redes sociales recomendamos ver la
película “Invictus”
y utilizamos post donde potenciábamos sus pensamientos para enseñar y transmitir la esencia poderosa del
liderazgo en su máxima expresión.
Madiba
como lo llamaban las tribus (clan) o Mandela como lo conocemos nosotros no solo
fue esa leyenda plasmada en columnas reflejadas en los tabloides o en las
emisiones web que expresaban “de la cárcel a la presidencia” él fue mucho más
allá que un referente histórico, fue sencillamente humano, fue paciente,
preciso, se preparó y se reconstruyo así mismo, fue estudioso, disciplinado,
humilde, cercano, empático, solidario, respetuoso, amigo, amante de la unión y
la libertad, tenaz, consecuente y obstinado en imponer virtudes y principios,
ejerció el carácter y la reprensión con inteligencia y sabiduría para con ello
formar y enseñar, cosechar en los suyos, generar cambios y consolidar
objetivos. No era ostentoso, era servicial un principio fundamental del liderazgo,
vivía con lo necesario pero disfrutaba de los beneficios y privilegios que le
otorgaba el placer de su trabajo, amante de la familia y de la buena
conversación. Estaba consciente que una palabra suya podía cambiar un destino,
que una sabia acción cambiaria multitudes, que un buen ejemplo marcaría
personas y con ello impulsaría la reconstrucción de un país. Sabía cuál era su
posición pero también lo que el significaba para los suyos, entendía que su
fortaleza no estaba en el poder que le otorgaba un cargo sino que radicaba en
el amor por un mejor país y que por ello no podía dar rienda suelta a
sentimientos innobles como el odio, el resentimiento, la rabia o el rencor. Era
superarse a sí mismo a pesar de lo vivido y sufrido en cada día de su injusta prisión para
entregarse en cuerpo, alma, espíritu y corazón por
ver en la geografía de su nación mejores personas denominándose ciudadanos y
que convivieran en un país de oportunidades donde el único privilegio
significara ser integrante de esa nación.
Soñar
con calzar esos zapatos, seguir este ejemplo, transitar este camino y
sacrificar todo por su pueblo es uno de los modelos más admirados que puedo
recordar de un liderazgo humano, efectivo y grandioso del cual todos deberíamos
aprender, entendiendo que para el líder verdadero sus beneficios y privilegios
pasan a un segundo plano ante el amor, la entrega y la espiritualidad con el
que debe abordar el ejercicio de su misión. Vamos a vivir este ejemplo, vamos a
ser mejores líderes, vamos con fe y esperanza a realizar en nosotros los
cambios que sean necesarios. Nuestro entorno y nuestro país lo merecen.
Recuérdalo.
Carlos O. Delgado C.
Management Trainer
Dios les Bendiga, mis Mejores Deseos y un Respetuoso Abrazo Virtual.
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