15 de Marzo de 2021 - Boletín Nro.393
"Venezuela, es Urgente Reilusionarnos como País"
Si algo se mantiene claro en el entorno de una organización es quien ejerce el liderazgo, no teniendo nada que ver esto con los grados o atributos de poder que confieren los cargos sino en la forma, intención, presencia, constancia, palabra, actitud y proceder responsable de quien está y existe ante los ojos de los que de alguna forma denominamos liderados pero que en realidad son nuestros máximos colaboradores, seres que de no existir nuestra presencia y acción no tendría ningún sentido.
Esta visión antes planteada, se contrapone a lo que actualmente en las organizaciones todavía se mantiene y persiste, es decir la existencia del “Jefe”, una especie de capataz, cuidador e incuestionable persona que hace cumplir sus órdenes o instrucciones según el caso y a toda costa. Aunque no podemos generalizar porque a pesar del término acuñado existen y han existido “Jefes” bastante brillantes, productivos, efectivos y evolucionados en materia de liderazgo, existen otros tantos que obviamente afectan con su proceder a quien lo hace bien, que asumen el término con bastante limitación, sin aportes sustanciales, despreocupados por los suyos y la organización, seres que también deben ser supervisados porque exigen pero no cumplen, exigen sin moral, carentes de ascendencia ante los suyos, que mandan pero no influyen, que se les cumple pero no más de lo necesario y solo para salir del trabajo o el compromiso, que más que motivar actúan como factores de depresión y desgano en el entorno organizacional y en el equipo que le es conferido bajo su dirección, que se les obedece porque “no queda de otra” como se expresa coloquialmente. Seres que a pesar de la parafernalia que los pueda rodear son grises y muchas veces ni saben cómo llegaron a donde están. Siendo lo más triste que así son valorados, así son vistos y catalogados por los que ellos se jactan de llamar subordinados. Un equipo sabe siempre quién es su líder, quien de verdad les va a responder, apoyar y orientar, quien va ser duro y exigente con ellos pero con justicia, por tanto al “Jefe” solo lo verán como eso y no más de ahí, pero al Líder siempre lo reconocerán con respeto, autoridad y cercanía porque siempre saben que cuentan con él y que sus enseñanzas permanecen en el tiempo.
Ahora bien, vamos a lo que todos podemos ser, a lo que todos podemos hacer y lograr, a lo que todos podemos consolidar en pos del liderazgo que debemos ejercer en razón de empoderarnos como el líder que estamos llamado a vivir. Se responsable, apasionado por lo que haces, fortalece con tus palabras, edifica con ellas, ataca a la acción no ataques al hombre, exige con justicia y reprende con sabiduría, exige lo que tú mismo serias capaz de hacer, demuéstralo cuando sea necesario para que marques el camino y des el ejemplo, para que todos se den cuenta porque llegaste a donde estas y sientan respeto por tu trayectoria, únete al equipo, que no te perciban como un miembro ocasional que todos saben que existe pero que nunca lo encuentran, mantén la disciplina y el rigor de la responsabilidad sin dejar de ser flexible, con objetivos claros pero sin dejar de brindar espacios a los tuyos para su crecimiento y desarrollo, que todos crezcan contigo, recordando que no eres eterno y que debes sembrar legado para cosechar trascendencia, ese debe ser tu norte, influencia con tus actos, conoce verdaderamente a tu gente, toma decisiones colegiadas para que todos sientan que son parte de la organización y asuman pertenencia con lo que hacen, estudia, prepárate y domina el espacio donde ejerces, bríndales apoyo con afecto y no apoyo por salir de ellos, escucha con disposición y actúa de corazón, pero no por cumplir un cargo sino por ejercer un liderazgo responsable con bases sólidas fundadas en valores y principios. Y a partir de ahí, no te extrañe nunca que nazca de los tuyos el decirte que eres su Líder. Tenlo Presente.
